PRÓLOGO.
El texto necesario para irse por un rato.
El refugio gráfico.
Las letras puestas en palabras, en recursos literarios.
Para poder ver algo.
Que sea de verdad.
Algo que sea de papel.
Volver.
Y es suficiente así.
Que las palabras se vallan poniendo una al lado de la otra y que aparezcan.
Los silencios.
Y las razones propias de la hoja inspiradora.
La musa.
Nada mas hace falta para que al fin la sinceridad se pueda explayar.
Por un rato.
Simple como escribir porque si y con ganas.
Con la imperiosa necesidad de escribir.
No hace falta decir nada.
Se hace la palabra, la frase.
Porque es magia.
Entrar en un lugar distinto a cualquier hora.
Caminar por todas las ciudades y recorrer todos los llanos y cruzar todas las cordilleras
para llegar a todas las músicas.
Abrazar a lo lejos.
O viajar a la infancia.
APROXIMACIONES DIEGETEICAS
Juan ha cambiado para siempre, ya que nada tiene ahora la misma condición de su anterior sistema, nada, ni siquiera la pena o la muerte son iguales. Al principio el descubrimiento es un pequeño respiro, algunas gotas de lluvia para el desierto donde se estaba muriendo su corazón, un milagro que apareció de tanto pensar en él.
-I-
El tratado del tiempo es siempre efímero.
El sueño en estos días me ha traído aventuras
Estar solo en mi camarote existencial
Pergeñando un reportaje urbano y tentador
Arrugando las hojas del entusiasmo en las siestas cósmicas
El vuelo de los pájaros que vienen a juntarse en los árboles
Deja manchas que se ven por las mañanas
Y cuando la tarde oscurece hay peces asomados a la ventana.
Una espada de luz
Atraviesa la felicidad de este sueño absurdo
Otra vez el fuego en la noche volátil no me quema.
-II-
La primera sensación fue una visión de candelabros.
Luces.
Sudores.
Gemidos.
Voces.
Ruidos.
Sabor rancio en la boca seca, labios color violeta.
Un esfuerzo doloroso, girar, mover los párpados.
La televisión en la cocina.
Recuerdos.
-III-
Soñé que venía de muy lejos, hace mucho tiempo.
La corriente del río me cruzaba como miles de puñales.
Los perros estaban rabiosos.
Y había escarabajos.
El estado en ruinas debía proteger a los más débiles, asistir.
En las entrañas del estado, de las naciones, de las ciudades, de las murallas
del barrio también.
Una mirada de basural.
Una mirada de caballo.
Esperaba encerrado en las entrañas del planeta, me sentaba en las plazas sin llorar.
Volé.
El aire es un fluido que se derrama en el viento.
Soñé con un planeta de fiebre que se partía como una piedra.
Soñé con un vaso de agua transparente a la luz de una mañana.
Soné con correr con las manos.
Con escribir sin haber leído el diario, escribir para incendiar el
calendario.
-IV-
Dormí en el sudario la pasión de los horarios, la pasión de
estar cansado y estar perdiendo el tiempo en el pasado.
Me voy al nuevo día, cruzo la ciudad para comprarme una receta en el poblado.
-¡ Tengo lo que usted está buscando, que le parece mi vergüenza de paisano.
Estoy vendiendo el arado y el gusano, tiene usted pinta de ser todo un
malvado!
- ¡Venga a ver, está dormido, mire como sangra por la herida este malsano, mire
como brota de su entraña el nuevo día!
¡Deseo los perros, el muro blanco calcinado, la ciudad, los pasos, los
cristales que caían en verano!
Despierto soldado con metales transmutados.
-V-
En el frío de esta mañana está todo lo que ansiaba.
El pozo de luz donde van a parar las imágenes.
Donde van a parar mis días uno detrás de otro.
Donde va a parar el día en que me traicioné.
Tomo un taxi y bajo en la casa de Dios para pedirle mi alma.
Y en la casa de Dios hay prostitutas.
“Entraras para nacer de vuelta” decía la inscripción en el muro del Edén.
Fui complacido y luego se me ofreció una fuente para nadar.
Y pude probar el viejo oficio de respirar bajo el agua utilizando branquias.
Al atardecer volé sobre las ramas de los árboles del bosque.
A la noche cociné un gran banquete en el fuego para ellas y sus mounstros amos.
Y nos emborrachamos.
-VI-
El vuelo fugaz de un pájaro en el ojo que mira por la ventanilla.
El corte de espuma que deja el Ferry sobre el Inmenso Río.
Los Árboles de espinas que habitan los fondos de un pedazo de montaña.
La risa de los niños.
Amar la Flor.
Son razones suficientes.
-VII-
Los Cantos helados de la Luna,
Bañados de plata,
Resplandecientes como huesos en la noche,
Piedras de cuarzo blanco en el fondo de los ríos.
Aliento de rostros que escupen flechas de vidrio.
Los Cantos de la Luna hablan de antiguos peces.
Los Cantos de Fuego del accidente del aire.
Una siesta de enero brilla en el asfalto de Córdoba incandescente.
Canto de sartenes negras de hierro en las cocinas.
La sangre.
En los vientos de fuego vuelan los pájaros del calor.
-VIII-
Mis pasos que deberían seguirte
se pierden en conversaciones
en ruidos
en música.
Mis letras escriben tu nombre
y mis ideas me traen tu cuerpo
tus ojos
tu boca
tus besos
Hermosa Mujer.
Tengo recuerdos de haber sido feliz
está bien que no estés a mi lado
como aquellas noches de estrellas
porque hoy la lluvia es mi música nocturna.
Mis pasos se pierden en conversaciones
lunáticas
en ruidos
y pienso en las letras de tu nombre
que escribo sobre el agua
entre los reflejos de tu cuerpo dócil y tranquilo
en el recuerdo de tus ojos verdes otoñales
y en el olvido de tu boca de besos de azúcar.
TEXTOS DEL FIN DEL MUNDO SUBCONSCIENTE.
Soñé con el mundo más bello que jamás haya existido durante la historia del universo sensible y aun más allá. Era cada una de las cosas que moraban allí, cada una de las plantas, los animales y las piedras. Era la percepción que sufría la pasión de todas las cosas. Hablaba en el canto de los pájaros; en el ruido del viento en el follaje, en el ladrido de los perros. Y absolutamente todo pasaba por mi pensamiento. El espíritu del todo no era todavía, sino tan sólo el germen de una idea en el fondo del pensamiento. Como una moneda en el piso de un estanque. Y yo era la moneda y el estanque. Era Buda dormido bajo un árbol. Era un Dios Niño volando como el viento sobre los campos, las selvas y las cordilleras.
Cito a C. G. Jung: “Todo cuanto está en el inconsciente quiere llegar a ser acontecimiento, y la personalidad también tiende a desplegarse a partir de sus condiciones inconscientes y sentirse como un todo.”
“Lo que se es según la intuición interna y lo que el hombre parece ser sub specie aeternitatis se puede expresar sólo mediante un mito.”
Ultra mitología existencial.
Durante mi vida he tenido una serie de sueños que se repiten. En uno de ellos corro usando las manos y los pies, en una actitud física que podría comparar con la del animal cuadrúpedo, otras veces la actitud es la de un mono, en el sueño uso las manos para aferrar las hierbas más fuertes para darme más impulso y velocidad. Corro instintivamente, para uir o perseguir. En otros sueños estoy de pie en la corniza de una alta montaña, el viento sopla fuerte o hace calor y la piedra es insegura, y soy presa de una fuerza que es un temor, el miedo a caer. Otros son episodios en los que gradualmente desarrollado la capacidad de levitar y realizar vuelos. Y el sueño persecutorio, el oscuro de los senderos que se bifurcan, en el que hay un inmenso angar, en los que mis pies resbalan y las piedras del camino se desgranan en mis manos, y una fuerza tan poderos como el miedo me habla y me dice que no me rinda, que aun no he cumplido mi fin.
Sobre la ética de lo sublime y lo diverso.
El ser humano – en sí mismo, es el ente mítico: es el ente que se usa para hacer de si, él mismo. Una psiquis, un daimon, un espíritu que habla de diversas maneras y diversos lenguajes. Un Ente – Un Mito – Un ser Humano, constituido por un lenguge, un atavismo, un logos que se remonta a lejanas regiones que arden en el fuego.
La visualización del ciclo, la emisión de la frase, de la historia, está en la intencionalidad y en los fines del Lenguage. El sustento de todo intento de teoría sobre la verdadera realidad, se funde en definir y decir cuales son, o fueron los hechos, para verlos, juzgarlos, escribirlos, grabarlos, contarlos, para poder hacer algo con ese asunto.
La multiplicidad hace que el espíritu humano sienta, lo pone en las cosas, lo baja a la tierra, pero no a una tierra del todo simple, sino a una tierra que debera inventar en sus descubrimientos. Una empresa util y primera está en resolver las necesidades de la praxis para generar beneficios, de usar los medios de producción y las cosas con la intencionalidad final de hacer de su tierra un mundo bello.
El sartén.
Ayer compré un sartén. Estaba sentado en la mesa, hay muy pocas cosas que mirar, las paredes blancas, un sofá de cuero negro, el televisor negro en la pared, un escritorio de vidrio, donde está la PC que también es negra y algunos libros con tapas de distintos colores y de diversos formatos. Me había levantado a eso de las tres y estaba mirando todo el asunto y había empezado a leer un libro que cada tanto ojeaba. Ya eran como las seis y la tarde estaba nublada y buena. Yo estaba pensando que afuera empezaría a soplar la brisa fresca. Salí a barrer y baldear el patio del departamento de mi hermano que había ido a hacer temporada a Brasil y que yo aveces usaba los días que tenía que venir a centro, un inmenso horno en los días de Enero.
No había mucho más que eso, la televisión estaba prendida y con el volumen bajo, había pasado la noche haciendo zapping, mirando deportes y series en I – Sat. La radio pasaba rock & roll y tenía un disco de Miles Davis en la PC para escuchar con los auriculares. Estaba pensando en ir hasta el bazar que cierra a las ocho y comprar un buen sartén que no tenía. Lo pensé mientras lavaba los platos, me dije, cualquier cosa buena es mejor que mil malas. Si me dieran a elegir entre una herramienta buena y mil malas, debería siempre quedarme con tan solo una buena.
Los planes de tomarme unos días para escribir más fuerte se están cumpliendo. Aunque puede pasar que algún día me encuentre sin ganas de escribir nada. O que tenga que hacer algún trámite, o visita. O recibir a alguien. Entonces de los días de la semana termino usando cuatro.
Cuando mi padre trabajaba escribiendo los editoriales de “La Voz” una vez fue el general Menéndez y le pido a Jorge Remonda, que era el director del diario, el nombre del autor de una editorial de mi padre, y Jorge Remonda le dijo a Menéndez que las editoriales las firmaba el director del diario y que él era el autor. Yo era un niño cuando escuchaba esa historia y de pronto esos dos tipos, el editorialista y el director del diario, se convertían en los mejores del mundo, en heroes de un policial negro norteamericano. En la infancia pasaba horas en la biblioteca mirando los libros, leyendo palabras que habían escrito tipos seguramente tan grandes y tan picantes como las historias que escribían.
Mi padre heredó de su madre el amor por la cocina, y yo aprendí a amarla cuando viví con ellos en Barrio General Paz. Esa casa la había buscado él a los catorce años, cuando llegaron de Buenos Aires y dejó el colegió que nunca terminó, El Colegio Nacional Dean Funes, donde fue el Che Guevara, mi cuñado Américo y Donde cincuenta años después logré graduarme de bachiller. Entre los pocos libros de los estantes del departamento desearía encontrar los cuatro tomos de las “Memorias”, impecablemente escritas por el General José María Paz. Pero no están aquí, están en la habitación que mi madre hizo para mi en su casa de Rio Ceballos. Hay seguramente algún libro de ciencia ficción, y en realidad quiero leer algo de aventuras escrito en buena prosa para activarme, veo entre mis cosas una novelita de Raymond Chandler, eso va a estar bien, ya he leído unos parrafos y son excelentes.
A los catorce años mi padre entró a trabajar en YPF y nunca más volvió al colegio. Él me contó que en una época, a los veinte, vivió en Carlos Paz, hacía fortunas vendiendo autos y lo único que le interesaba eran las pilchas y las minas. Después viajó a chile y vivió con la familia de los poetas De Roka y estudió con el pintor Batlle Planas. Batlle Planas les dijo que fueran a hacer la película de Jacobo Fijman, y es el autor de la carta apócrifa que el pintor Fernando Fader le escribe a su esposa en un corto documental que hicieron por esa época también. Hay un guión sobre el General Paz. Me gustaría ver esa película, sería melancólica, te haría llorar, el final del guión es épico, después de una batalla, la tropa está agotada, se van despojando de cacharros, heridos caminan por un cañadón, bajo el sol, y continúan la marcha, y el General Paz va al frente de sus hombres. Me gustaría editar “La Calesita”, película que fue filmada y a la que solo falta montar. Hoy la estuve viendo, es alucinante. Y hay una toma de mi padre, que en ese momento tiene la misma edad que yo ahora, con la calesita al fondo, mi padre camina de frente con un balde de albañil en la mano y hace un gag para la cámara. He congelado las tomas y he visto nuestro gran parecido, aunque él era bastante más bajo que yo. El medía un metro setenta y tres y yo mido uno ochenta. Entre las cosas de mi padre hay un cuaderno con poemas escritos por el poeta Pablo De Roka hijo, y recuerdo una poetisa De Roka muy buena, que tiene un hermoso nombre, Wineth.
Todo lo que me queda son sueños.
Me bajé de un ómnibus a las 08 y 19 en Avenida Colón y Santa fe, porque la maldita situación del tráfico no daba para más, supongo que es así en todas las grandes ciudades, lo sé además porque lo vi en las películas y en las series de t.v.
Pero cuando sos un novato en el tema al principio te lleva tiempo acostumbrarte a cualquier cosa. Al principio sólo es cuestión de práctica y mundo de atención, y compromiso, sobre todo eso, compromiso. ¿Querés llamarlo como quieras?
No sé.
Para mí se sigue llamando compromiso.
Y el amor por volver al hogar.
Una casa con un jardín sobre un pedazo de tierra.
Yo creo que la pasamos endemoniadamente bien, el otro día me lo dijiste cuando chateábamos por internet.
No me quieras convencerte tan pronto, no quieras hacerme creer que estuve viviendo fuera de la realidad.
Podríamos llevar una vida normal, yo saldría temprano en la mañana y vos sólo tendrías que ocuparte del jardín. Y a la tarde veríamos el sol caer sobre el río; en nuestra huerta habría millones de colores, habría un montón de cosas buenas, si tan sólo te quedaras a desayunar.
En la calle pensé en un millón de cosas. Pero lo cierto es que tuve que ponerme de este lado de la máquina, (es lo que hago cuando trato de escribir); nunca jamás había visto unos pies tan bonitos como los de la foto que te tomaste esa tarde en la carretera.
Puedo jurar una y otra vez.
Puedo jurártelo un millón de veces.
No me preocupa para nada lo que pueda pasarle a mi corazón.
Estuve mal algunas veces y estuvo bastante bien.
Estuvo bastante bien.
Estuvo bien caer tantas malditas noches.
Aunque ahora me da pánico acordarme.
Podría jurártelo una y otra vez hermosura.
Cuando pienso en un futuro de rosas no me parece nada mal.
Sólo pienso en un futuro en el que todo sea bueno para nosotros.
En eso pienso todo el tiempo.
Buenos Aires.
Estoy a pocos kilómetros y el tren me va a llevar.
Y sólo confío en llegar a tus restaurantes y cenar.
Es tan dulce divisar los cielos de la ciudad.
Tan sólo hay campos y campos sembrados para mirar desde donde estoy sentado.
Fue una verdadera suerte haber conseguido un buen lugar.
Y lo cierto es que hasta me han traído algo bueno para beber.
He bebido y he disfrutado de mi almuerzo en el coche comedor.
Es maravilloso ver los campos y a lo lejos los cielos de la ciudad.
Ciudad de Córdoba.
Pronto voy a pasar cerca del barrio donde nací.
Y los recuerdos me van a cruzar de derecha a izquierda.
Y si estuve despierto a tiempo voy a poder mirar el tremendo tráfico que hay después de pasar el aeropuerto.
Una noche entre los relámpagos la luna brillaba como un diamante antiguo.
Pero esa noche no fue tan buena como la vez que me llevaste al muelle a mirar las estrellas.
Extraño el calor que hacía en el auto.
Y lo suave y dulce que besaban tus labios.
El centro de Córdoba es un caos gris esta mañana.
Desayuno y leo el diario mientras voy amontonando letras en mi imaginación.
Voy a poner unos cacharros en el fuego para hacer algo de comer.
Es un nuevo día en la ciudad y el rigor del la gran maquinaria se hace escuchar.
Hay algo que alguna vez adiviné en este presente.
Hay un trato que hice una vez.
Es sólo que no lo recuerdo demasiado bien.
A veces pienso que fue tan sólo un sueño.
Quizá haya estado siempre ahí.
Desde el principio.
Antes del Rock & Roll y todo lo demás.
No recuerdo bien el último sueño que me dejó tan impresionado.
Fue una de estas últimas noches, estuve durmiendo estos días.
Era una carrera de mounstros antediluvianos, yo iba montado en uno de ellos, en un escenario apocalíptico.
De pronto en la tierra se abrió un gran abismo y sentí una emoción entusiasta.
Y desperté.
El maldito teléfono celular me despertó.
Córdoba, Enero de 2012.
N e v e r l a n d
Gorro de lana, cuatro pesos, cinco de la mañana, cigarrillos.
Lunes, lejos del bar, de la noche muerta de calles que limpian con mangueras a presión neumática. Las luces apagadas, aquí, adentro de la ventana cerrada, la puerta ventana. Espero, pienso la jugada.
El fracaso, despertarse, invertir la plata, engordar, tener la piel rosada, generar legítimos recursos, amar. Militar por la reforma, por nuestro espacio de libertad, marchar, tender la cama, posar, ganar en la barra, pedir permiso, preguntar en el aula, ser invitado, aplaudir con ganas, reír a carcajadas, opinar sobre la matanza, comer con la empleada, mano a mano, porque así se peleaba. Había que salir de la vida disipada, la vida que no conduce a nada, que conduce al hospicio, o al a cárcel, o a la zanja. Había que salir de la vida deteriorada. Bienaventuranza: el boludito que fuiste en la primaria, en la secundaria, en la universidad, en la entrevista, en tu vida contemporánea. El espejo. La paja.
El Mundo Fantástico de Germán Wendel
Son gigantes habismados al descubrimiento, a la memoria y a la melancolía, habitantes de un alma nueva, apariciones oníricas de una belleza inquietante, alucinante, conmovedora.
ENTREVISTA
5 Preguntas a Germán Wendell
x Blef
-Personalmente encuentro la vida en Buenos Aires más estimulante, pero es una apreciación subjetiva, básicamente vivo en mi casa encerrado pintando, y salgo poco, generalmente voy a ver muestras, y acá por una cuestión de habitantes, las ofertas son mayores y más variadas, nada más.
Por otro lado no es un detalle menor que aquí el mercado es más amplio y hay más posibilidades de mover la obra...
- ¿Qué tipo de experiencia crees que vive colectivamente el arte en Córdoba?
-Me siento incapaz de hablar sobre el arte como un hecho colectivo, casi que no me interesa, lo que si puedo decir es que en Córdoba, tradicionalmente, han habido excelentes artistas con una sensibilidad propia y reconocible, no tan contaminada como la de ciudades mas grandes en las cuales la "actualidad" del arte tiene un peso mayor.
- ¿Qué es lo que se percibe desde Buenos Aires?
-En general hay un reconocimiento de muchos artistas (hablo de pintura, que es mi malambo) de varias generaciones, todos perciben el "sabor" local de la pintura cordobesa, los tiempos, la presencia del paisaje en la obra, el humor, etc.
- ¿En qué estás trabajando ahora?
-Ahora estoy trabajando sobre pinturas sueltas, un poco de aquí y otro poco de allá, siempre vuelvo a mi viejo amigo Brueghel, Estoy enganchado con "El país de Cucaña" una obra que representa el ideal de paraíso de una época donde la comida era escasa…
- ¿Cómo definirías tu técnica de trabajo?
-Desde el aspecto formal pinto sobre tela con acrílico, cuando el acrílico da todo lo que tenia para dar paso al óleo, es decir, aprovecho las ventajas del acrílico (rapidez de secado, fácil manejo, sin olor, etc.), para "armar" la pintura, y después si hace falta paso al óleo, de mejores cualidades plásticas.
Trabajo sobre varias obras a la vez, en general, y voy pasando a la que me le anímo. Trato de no meter mano si no tengo ganas, eso es una cosa que respeto mucho, no me considero un obrero de la pintura con horarios de trabajo estipulados, pinto cuando tengo ganas de pintar.
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